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domingo, 17 de noviembre de 2013

Relato presentado a sorteo sobre: Sorprendeme, Megan Maxwell.

Hola gentucilla!! ¿Qué tal les va el fin de semana? Espero que muy bien!!
Hoy les traigo un pequeño relato. (sonrisilla) Este relato es especial. ¿Por qué? Pues porque surgio para dar vida a dos personajes a los que adoro. (mas risas) Bueno mejor les cuento desde el principio.
Seguramente, la mayoria (si no todos) de ustedes saben que hace poquito salio publicado Sorprendeme de Megan Maxwell. Pues como un mes o quizas mas, antes de su publicación uno de los grupos de Facebook donde se habla de sus libros, abrio un sorteo. El grupo en cuestión es Sorpréndeme BJÖRN (Megan Maxwell). El sorteo era el siguiente: escribir un relato de Björn y Mel, con una serie de caracteristicas (tipo de letra, numero de paginas...) y una vez hecho enviarlo a las administradoras del grupo, que lo presentarian a sorteo de forma anonima. Pues bien, al final me atrevi a presentar el mio (jijijij!!) Debo reconocer que me costo la misma vida arrancar. Pues te dices ...."Dios mio, como lo haria Megan? Por donde van a ir los tiros? Lo hare bien? Sera un churro?". Pero bueno luego fluyo. Y me diverti mucho. Tras consultarlo con las administradoras del grupo de Facebook y con Megan, aqui os dejo el susodicho relato. Espero que no seais muy duros conmigo (haciendo ojitos xD). Que lo disfruteis!! Un besazo.


RELATO:

Estaba atardeciendo cuando sonó su teléfono. Ni siquiera se molestó en mirar quien lo llamaba. No se sentía con ánimos, no después de lo ocurrido esa tarde. Según Jud, debería afrontar el problema, según su amigo Eric sencillamente debería coger a esa mujer hacerla ver cómo era el realmente y lo que quería.
Sonrió al recordar la mirada de Jud dedicada a su marido tras oírle decir aquellas palabras. Pero así era Eric, cabezón hasta la medula. Y según su morenita un pesado de cuidado.
Miro el reloj y vio que ya era tarde. Hora de abandonar el despacho. Recogió su escritorio, colocándolo todo pulcramente. Era muy ordenado, y no soportaba el desorden… No pudo evitar pensar en esa mujer… Maldita sea ella en si misma era puro desorden. Puro caos. Mel…
Con un suspiro se dispuso a abandonar el despacho llevando en la mano su maletín negro pero al abrir la puerta casi choca de lleno con…algo…o alguien. Alguien, era alguien. Y además tampoco esperaba encontrarse con él tan de golpe pues respingo debido a ello. Fue cuando alzo la vista cuando se percató de quien era. Su ceño se frunció.
– ¿Qué haces aquí? – soltó de repente con un tono más acerado de lo que realmente tenía intención.
Ella lo miro a los ojos sin amilanarse. Se estudiaron el uno al otro y de repente, lo empujo al interior del despacho cerrando la puerta con un portazo tremendo. Menudo carácter se gasta esta chica. Pensó Björn.
– Bien, ¡hasta aquí hemos llegado! – dijo ella acusándolo con un dedo. – Sé que estás acostumbrado a que todo el mundo bese por donde pisas pero lo siento, yo no lo hare. Jamás.
Él sonrió mirándola a los ojos divertido por sus palabras. La verdad es que esto era una novedad. Aunque si había recibido noes en su vida, este especialmente lo intrigaba. Toda ella lo llamaba como si tuviera un cartel de neón en el que pusiera “pruébame”. El rostro de ella se enrojeció mientras se sentía observada por él.   La vio alzar el mentón y no pudo evitar alzar una mano y acariciar su mejilla. Ella no se apartó.
– ¿Y si yo te digo que no quiero que beses por dónde piso? – Eso la desconcertó. – ¿Y si te digo que preferiría que besaras….otros lugares…o mejor…que me dejaras besar otros lugares?
Ella dio un paso atrás ante su cercanía. Dios mío, sentía que él se apoderaba de ella con solo mirarla. La atrapaba y…eso la asustaba. Ella era…¡¡ella!! Y no quería depender tanto de nadie. Sobre todo tras ver cómo le fue a su madre por eso mismo. La voz del hombre la saco de sus divagaciones.
– No voy a permitir que me pongas en evidencia ante mis amigos y luego vengas a mi propio despacho a sermonearme muchacha…
Ella lo miro a los ojos. Entrecerró estos, concentrada en mirarlo.
– Yo no te he humillado, ¡lo has hecho tu solito! No te ha hecho falta más que un empujoncito por mi parte. – susurro recordando su enfrentamiento ante los amigos de Björn.
Él alzo una ceja y sonrió con malicia. De forma seductora. Dio un paso hacia ella y estiro un brazo hasta rozar con su mano el pelo corto de la joven. Cerro la mano en un puño en su nuca y tiro para inclinar la cabeza de esta.
– Pues déjame que te devuelva el… empujón… Mel.
Y tras eso la beso. Aplasto sus labios con los de ella, por un momento que pareció eterno y en el que ninguno se movió. Luego empujo su lengua hasta su boca haciéndola abrir los labios y así tomar posesión de esa mujer que desde que la conoció le nublaba la razón. Ella no se movía, así que rodeo su cintura con la otra mano y la pego a su cuerpo. Era una mujer delgada, pero con suaves curvas y de complexión fuerte. Y estaba seguro que su cuerpo le daría la bienvenida de una forma espectacular.
Empezaba a saber lo que su amigo Eric sentía hacia Jud. Y lo mejor, hacia sus besos. Solo eran suyos. Él quería que los besos de Mel solo fueran para él. Nadie más.
Y en ese instante fue cuando ella lo empujo.
– ¡Me has besado! – dijo llevándose una mano a los labios para…limpiárselos de forma indignada.
– No, no te he besado, solo he posado mis labios en los tuyos y después he poseído tu boca.  – replico Björn sin poder aguantarse. La chica estaba sonrojada.
– Serás…¡¡ arrogante!!
No lo podía creer se había atrevido a besarla…y que beso. ¡¡Waw!! Lo miro ahí ante ella…todo sensualidad. Pero sabía que no era un buen hombre para ella. Seguramente tendría a una mujer distinta cada noche en su cama… Pero seguro que jamás a más de una. Tenía pinta de ser un hombre conservador. Si le dijera que ella por norma general siempre tenía a dos o más personas en su cama…a la vez…fijo que le da un pasmo. Pero… solo por eso ¿no podía echar una canita al aire? El tío estaba tremendo. Lo reconocía. Sacudió la cabeza volviendo al presente.
– ¿Soñando conmigo Mel? – le pregunto viendo como esta se lo comía con los ojos de forma apreciativa. – Eres una muchacha muy guapa. Y somos adultos…
– ¡Ah no! No vayas por ahí – pero la voz le tembló, él sonrió, ella se embobó y… él la atrapó.
La volvió a besar atrapándola contra su escritorio y su cuerpo. El sonido del maletín al caer al suelo hizo un gran estruendo pero no tanto como cuando él barrio la mesa con un brazo para sentarla a ella justo encima. Cuando la tuvo donde quería se metió entre sus piernas. Ella volvía a vestir con unos pantalones caquis y un jersey crema con el cuello en pico. Paso las manos por su espalda, desde los omoplatos hasta las caderas, y al llegar a sus nalgas las apretó. Seguía besándola y ella dejándose llevar.
– Mel me encantaría probarte… – susurro y con ello la devolvió a la realidad.
Ella lo empujo y se bajó de la mesa a toda prisa para recolocarse bien la ropa. Lo miro con los ojos como platos y negó con la cabeza.
– No, no puedes probarme porque… porque yo... yo no… tengo gustos especiales…
Declaro ante la atenta mirada del hombre. Este alzo una ceja y sonrió.
– Vaya pues entonces somos dos. Yo también tengo gustos especiales. – Y con eso la dejó muda… agachándose para colocar todo en orden en su escritorio mientras ella lo miraba desde arriba.
– ¿Cómo que gustos especiales? – pregunto ella tragando saliva.
Él alzo la mirada desde su posición, y mientras amontonaba unos papeles en sus manos sonrió.
– Si quieres descubrirlo… tendrás que… jugar conmigo. ¿Te atreverás a ello? – se levantó dejando los papeles en el escritorio y ahora ella tuvo que alzar la mirada para mirarlo a los ojos. –  ¿Qué me dices?
Ella trago saliva, lo miro con firmeza y sin lugar a dudas….dijo:
Sorpréndeme.


Y esto es todo por ahora....Pronto, la reseña de Sorprendeme pululara por estos lares. 
Un abrazo a todos!!

Atte. Emary




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