Era media tarde cuando Alba salia del trabajo. Su turno debería haber acabado a la una de la tarde, pero el gran numero de clientes de hoy retraso ese momento. Ganaría unas horas extras.
Miro a ambos lados de la calle y cruzo al ver que no había trafico. Hacia frío, aunque la temperatura no era demasiado baja, la humedad del día calaba en el cuerpo dejándolo helado. Miro su reloj. Llegaba tarde, aun tenia que ir a casa, ducharse, arreglarse un poco y llegar al lugar de encuentro.
Corrió por la calle hasta que por fin entro en su portal. Una vez en casa, se quito la bufanda y la chaqueta, dejándolo todo en su lugar, así como su bolso. Era muy ordenada. Manía que desde pequeñita llevaba a cabo. Dejar todo en su lugar.
Entro en su pequeña pero acogedora cocina y se sirvió un vaso de leche que calentó en el microondas mientras sacaba unas galletas maría. Cuando acabo, fue hasta el baño y se dio una ducha rápida. Se vistió rápido y de forma cómoda. Vaqueros azules, botas de caña alta con un pequeño tacón, un jersey de punto en tono celeste y una cazadora americana. Se dejo el pelo suelto y que secara de forma natural y se puso khol, rimmel y brillo de labios. Cogió el bolso y un pañuelo blanco y salio de casa poniéndoselo.
Por norma general se movía a pie pero en esta ocasión cogería su moto. Es su tesoro. No es una chica muy dada a la acción o a las aventuras. Pero...conducir una buena moto, es lo que realmente la hace libre. Así que en cuanto pudo, se compro su Kawasaki Ninja.
Condujo por las calles de su pequeña ciudad, hasta que se incorporo en la autovía y añadió potencia. Eran solo 30 km los que la separaban de su destino, así que llego rápido. Suspiro bajando de la moto frente al edificio al que debía acudir. La ultima vez que estuvo aquí fue hace 5 años. Y se sentía dividida. Por un lado, quería asistir a la reunión por otro.....no. Vería de nuevo tras 5 años a sus compañeros de clase. Si, era una reunión de antiguos compañeros de clase de instituto. Y al ver a sus compañeros, lo vería también a....él. Se encogió de hombros y entro.
Tras 13 años...y a sus 27 años aun le pesaba recordar a Jesús. Pero debía mostrar todo lo contrario, por mucho que éste fuera su amor de juventud, su amor platónico.
Habían quedado esta vez en un hotel bastante pequeño, acogedor, pues muchos de sus compañeros, por motivos de trabajo ya no vivían en la ciudad. Se hospedaban ahí y habían reservado el restaurante del hotel.
Informo de su llegada y la llevaron a una sala enorme donde ya había algunas personas. Reconoció a una de inmediato. Sara, su mejor amiga de la infancia. Se sonrieron y se abrazaron.
- Hola Alba, pensé que no podrías venir por el trabajo. - susurro Sara mientras se abrazaban.
- No, hoy cambie el turno para venir, aunque después de todo salí tarde y por eso acabo de llegar.
Alba miro a su alrededor mientras hablaba con Sara. Esta que se percato que su amiga estaba distraída le dio un manotazo.
- Pero bueno ¿me quieres escuchar? - Sara mira a Alba y suspira. - No ha aparecido aun.
Sara conoce bien el secreto de su amiga. Cuando estaban en el instituto, Alba cayo en las redes de Jesús, uno de los chicos mas populares. Pero para desgracia de ella, solo duro un mes. La familia de él se mudo. Sus padres eran unos pijos muy repijos. Ella era hija de trabajadores. Él era hijo único, y ella era la quinta de 8 hermanos. Aun no entendía como Jesús estudiaba en un instituto publico y no en uno de pago. Desde entonces solo se habían visto una única vez. Hace cinco años en la ultima reunión, lo vio, acompañado. Una bonita y elegante muchacha se alzaba a su lado. No se hablaron, no se acercaron el uno al otro. Es mas...ella apostaría a que ni siquiera había reparado en ella. Ni la habría reconocido.
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Ahí estaba ella. Ya no había nada mas en esa habitación. Solo ella. Alba. La reconocería entre un millón de mujeres. De pequeños fue....algo...pasajero. Algo que quedo en nada tras su marcha. Sus padres solo pensaban en ellos. No en un adolescente que necesitaba estabilidad. Se mudaron allá donde se suponía ganarían una fortuna. Aunque no todo resulto ser como se esperaba.
Hace cinco años la vio pero no se atrevió a acercarse. Una compañera de trabajo me acompañaba ese día pues tras pasar por la reunión debíamos ir a investigar un caso junto a la policía nacional. Si, soy guardia civil. Y Alba no me hizo caso ese día. Yo la verdad que no la recordaba, hasta que la vi y... me gusto mucho lo que vi. Han pasado cinco años y ella esta aun mejor si eso puede ser posible.
Estoy en la entrada, mirándola cuando por fin gira su rostro hacia mi. Nos miramos. Un segundo...dos segundos....y aparta la vista volviendo a hablar con su amiga Sara, eran inseparables....
En ese instante un brazo cae sobre mis hombros...
- Pero bueno Jesús benditos los ojos que te ven tío. ¿Dónde leches estas destinado ahora? - pregunta Marcos uno de sus colegas de correrías juveniles.
- Estoy en Sevilla. - contesto y voy con él a saludar a los colegas mientras van llegando todos los que faltan para ponernos al día antes de pasar a cenar.
Sabéis que a veces siento la necesidad de escribir algo. Creo que para quitarme el gusanillo, ire escribiendo un relato corto....de vez en cuando por estos lares. ^_^ Espero que os guste esta primera parte.
Un abrazote gente guapa.
Me gusta!! Tiene buena pinta la historia.
ResponderEliminarBesotes
Gracias chatiii
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